Plegaria Capitana

Hay una narrativa carnosa que agradezco,

y es la que en ella trátese del color amarillo violento como si se hablara de alguna jovencita recién,

de capitanes entrados en años que se vuelan los sesos porque perdieron su barco donde alguna vez pudo haberse levantado amistosamente el humor más triste del mundo a la par que rodaba un licor de lo más rebajado;

sólo que esa literatura va dejando de serlo conforme se me viene instalando en el pecho ese algo de suficiencia llorosa que me deja algún personaje avispado,

testarudo o zorruno,

y decida quedarme con él allá todo un martes veintisiete a especular sobre las gracias de un vegetal,

o a contemplar el mundo trivial desde una erosión pedregosa.

 

Jorge Ochoa – Duermevela

Deja un comentario